sábado, 6 de enero de 2007

Descalificación y Capricho

El arte se escapa de cualquier determinismo y muchas veces sale de los lugares mas inhóspitos y de los momentos menos favorable y oscuros con las categorías mas altas de innovación y creación, tambien el mundo se hace del trabajo del arte, de la sensibilidad, de las referencias y de la aspiración de conseguir en lo común, en lo cercano y en lo cotidiano, particularidades, ingenio, belleza y trascendencia. Hay circustancias creativas y artísticas que requieren de formalidades establecidas, de superficies, generos, meteriales, que una u otra ves se han usado, sin embargo no podemos maltratar la intención de un individuo o colectivos que hurguen en sus circunstancias para hacer la obra que falta por hacer.

No deben plantearse ideas negadoras de los procesos del arte en un país, los de su historia, los de su actualidad. Creo que se hace un daño irreversible a la cultura y a la coexistencia de valores capaces de producir asideros y referencias en una sociedad que se va construyendo.

He visto conductas irresponsables en la critica del arte o en otras expresiones humanas conducidas por un afán absolutista de una visión particular, impulsada por un gusto solitario, una acción autosuficiente o un hedonismo indolente a las realidades, es tambien la accion que viene producida por los intereses economicos, politicos o de grupos que hacen de la cultura pequeños clubes de la estetica, del pensamiento o del placer.

Hay hechos personales que desmantelan aspectos culturales para enaltecer otros, buscando se les confiera el predominio y la conducción de círculos artísticos. No es sano elevar valores plásticos, estéticos o conceptuales en detrimento de manifestaciones existentes y de artistas participantes.

Hacer ese ejercicio de meternos en el caos, en la decadencia o en lo nada valorizable de un proceso, de un devenir, de un momento, no deja nada constructivo dentro de los ambitos necesarios para la formación de cuadros sociales ajustados a una genealogía de pais, de donde sale la fuerza para irrumpir con nuevas proposiciones y que son producto de un orden del conocimiento, de una metodología de estudio, donde se hacen estructuras para que a partir de una voluntad creadora se puedan asumir las condiciones de libertad de espacio y de ser, para descontextualizar lo aprendido, reflexionar el pasado y revertir la historia, haciéndonos acordes con un mundo fluctuante, lo que nos permite ser atrevidos ante lo establecido.

Por eso no acompañamos ideas que hacen tabla rasa con lo constituido, ni con los que estimulan novedades salidas de laboratorios o con aquellos que desean que el arte salga de los caprichos.

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