Reforzar una actitud cultural emanada desde los factores sociales del pueblo, es prioritario y estratégico. Después de un tiempo de revisiones y de bifurcaciones en los caminos y conceptos aplicados, luego del agotamiento de distintas propuestas filosóficas, culturales y focalmente en las artes. Cuando ideas, acciones, planteamientos y movimientos, aunque muchos crean que siguen siendo la contemporaneidad, empiezan a arrinconarse para que los recoja la historia.
No es para formular criticas ni antagonismos con los actuantes en las diferentes expresiones y conductas. mejor todo eso, lo que ha pasado es propicio a crear nuevas condiciones en la formación de una sociedad, tomando en cuenta la velocidad y la abundancia de la información desde las técnicas, que a pesar de sus especificidades y su propia razón de ser, afortunadamente se revierte a diversos sectores de la colectividad, y se debe convertir a partir de la enseñanza en derecho social, así podemos considerar como estimulo la creación de un espacio para revisar los valores de la venezolanidad, poniendo al servicio de la población un acervo de las diversas maneras del quehacer del hombre. Reafirmando las regiones con sus elementos genuinos y vitales, con sus características y hasta con sus adornos, intercambiándose en el contexto nacional para el fortalecimiento y la unidad cultural de un concepto de país. Dar la oportunidad e incitar el saber de los procesos históricos, de las leyendas, los mitos y de la historia pequeña, cotidiana, desde la más remota hasta la que nos aborda en el momento de actuar.
Es por eso la importancia de unos cuentos de “Tío Tigre y Tío Conejo” o saber de la infancia o las proezas de nuestros héroes y tribunos, de las hazañas del béisbol y el boxeo, las de un hombre inventando el bisturí de diamante y otro trayendo el primer microscopio. Es importante la palabra de Pérez Bonalde, Andrés Eloy Blanco, Ramos Sucre o Aquiles Nazoa y necesariamente debemos saber del petróleo, del hierro, del cacao y del café, de la trayectoria de la Escuela de Arte Plásticas Cristóbal Rojas, la presencia del Instituto Armando Reverón o del aire sonoro de la Escuela Superior de Música en Santa Capilla con espíritu de Don Vicente Emilio Sojo, enterarse sobre el arpa del Indio Figueredo, el Castillete de Reverón, de la Venus de Tacarigua, de la cestería y los dibujos geométricos de los Panare, los conflictos entre aborígenes y colonizadores o hasta la lucha por una verdadera democracia y el arroz con coco, el majarete, el casabe y la hallaca, el ron y la chicha, una procesión con Popule Meus de José Ángel Lamas o Natalia de Antonio Lauro, para hacernos en la introspección, para crecer en la reflexión y para asumir una personalidad capaz de aportar y entregar sus enunciados al mundo.
sábado, 6 de enero de 2007
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